jueves, 1 de marzo de 2018

“El Último Encuentro” Sándor Márai, análisis


Resultado de imagen de el ultimo encuentro konrad    Esta es la obra de un escritor del imperio austrohúngaro, díscolo y aventurero, que vivió las vanguardias parisinas, que se instaló en Budapest tras la Gran Guerra y que cayó en el olvido durante los años del nazismo y la invasión comunista por mor a su directa oposición a ellos por lo que tuvo que emigrar a EEUU. Es una obra de misterio, un misterio de AMOR, cuya incógnita a nadie le importa, entre otras cosas porque es obvia y porque la grandeza literaria de Márai acaba fascinando al lector que se revuelve entre sentimientos y conceptos magnos como la amistad, la comprensión, la madurez y la relativización de los eventos magnificados a lo largo de la vida. Es una novela melancólica, documento fidedigno que nos muestra cómo desperdiciar una vida, por anclarse a eventos trágicos pero puntuales, el hombre usa su inteligencia para hacerse daño, el enemigo está en casa.

Resultado de imagen de el ultimo encuentro konrad   El general es el personaje omnipresente, cuya infancia y recuerdos completan una historia, los demás personajes son sólo una excusa para no considerarla un monólogo. Esta licencia narrativa es difícil de conceder y el lector transige por la necesidad de llegar a la verdad en ese encuentro entre dos que acapara de manera inverosímil un solo individuo.

    La obra sucede en un día, pero es la metahistoria de una amistad que aunque no dura toda la vida si marca la existencia del protagonista y el devenir del secundario, un Konrad, más artista que soldado que antes de asesinar a su mejor y más envidiado amigo para quedarse con su esposa y patrimonio decide adentrarse en el “Horror” del Trópico en plena decadencia del colonialismo británico, un guiño a Joseph Conrad que el lector agradece.

    La visita de un amigo de juventud en las postrimerías de la vida de ambos sirve como escenario para una historia llena de disertaciones formidables sobre la amistad, la traición, la aceptación, la inevitabilidad de los sentimientos, la guerra, la pasión versus la razón, las raíces, la cobardía, la verdad, la realidad, la decadencia de la burguesía elitista y cómo las relacionamos con nuestras emociones.
Resultado de imagen de el ultimo encuentro konrad    A través de las palabras, del diálogo monologado del General, apreciamos la diversidad, las distintas formas de llegar a valores y cómo debido a que cada hombre es “él y sus circunstancias” como decía Ortega, la amistad es algo distinto para cada persona, depende del nivel de encanallamiento que haya superado cada uno para sortear las dificultades de la vida.

    Sando Marai fue un autor denostado, sus textos estuvieron prohibidos en su Hungría transformada en República Soviética, su pensamiento divergente de la burguesía le valió la incomprensión de su familia en su juventud y fue ultrajado también tras la invasión rusa por su posición liberal. Era en realidad un espíritu crítico, alguien con quien me identifico, un ser que se obsesiona por analizar los acontecimientos, por mirarlos en la pureza de su producción, intentando comprenderlos. De ahí un personaje tan reflexivo que logra curarse en el intento y cuyo máximo exponente es la verbalización en el Encuentro, como un paciente en el diván del psicoanalista o en plena expresión en una terapia de grupo.

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   Así, el general, en su elaboración mental  nos traslada en el tiempo y a  su evolución, con un hilo de pensamiento que se enreda alrededor de nosotros produciendo la tensión de la verdad oculta, una verdad que se conoce, se adivina y no importa, o no acaba importando, porque al final el hombre herido, el ultrajado, pero digno se da a sí mismo el alta médica del dolor y la ignominia al colgar de nuevo el cuadro de su mujer, a la que no vuelve a hablar después de descubrir la traición de las dos personas que más quería, ella y su amigo Konrad.

    De esta forma, a través del Encuentro, llegamos a saber que Konrad no lo mató, que pudiera haberlo hecho, que tuvo oportunidad y cierto aliciente, pero, gracias a ese sentido profundo de la amistad, no pudo asesinar a su amigo a pesar de que su amor por Kritina era inevitable, porque eran distintos, unidos por lazos musicales, artistas y decidió irse al Trópico, lejos de la culpa, lejos de la tentación, abandonarlo todo.

    Llegados a este momento podríamos decir que la historia está finiquitada, pero hay tantos temas subyacentes, las vidas de los padres, la diferencia de sensibilidad de la madre, la maternidad frustrada de la nodriza, tantos hechos dolorosos, guerras, muertes, melancolías que realmente lo que me sorprende es el final, en esta recopilación de hechos y escenas vividas, el protagonista pudo agotarse, pero sutilmente comprendemos que no se acabó, aunque, sí quedó marcado y vivió para un duelo, más bien un fusilamiento, a medio gas, reuniendo palabras ensayadas y estudiadas obsesivamente durante su vida solitaria para dar un último giro de superioridad moral.  

Resultado de imagen de el ultimo encuentro konrad    Márai es un gran narrador, es rico, profundo, poético, respeta y mima la palabra, el resultado es una novela pulida, simbólica, la experiencia sensorial te envuelve con colores y olores de seda azul o amarilla, donde esa seda azul y amarilla hacen algo más que cubrir las paredes, muestran estados de ánimo. Y las reiteraciones se perdonan por su poder secuestrador, como tela de araña que se teje alrededor del lector que se va comprimiendo según aumenta la tensión.

    La lectura de “El último Encuentro” es una experiencia sensorial, hay colores en las descripciones, un lenguaje visual, como en un cuadro, los olores nos envuelven, y lo consigue sin caer en aburridas descripciones, con la brevedad óptima para el propósito de acercarnos a los objetos, las casas, como muestra de una decadencia social y económica de su nación, que a esas alturas no debía saber ni cómo llamarla. El escritor es capaz de concretar en símbolos lingüísticos, como hacen los grandes pintores en pulcras pinceladas de colores perfectos, reproduciendo una realidad tamizada por su filtro maltratado.

    El autor se suicidó al caer el Muro de Berlín, puede que pensara que ya había vivido lo suficiente, o que su vida había sido desperdiciada, o que no estaba dispuesto a sufrir la enfermedad, o que no encontraba su sentimiento nacional en este mundo, donde su casa a bandazos políticos y bélicos había cambiado de manos como prostituta vieja.

Ana E.Venegas


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