domingo, 17 de noviembre de 2013

Camus, Albert. “El extranjero.” Charo Salas

    Charo Salas es Doctora en Filología Románica, mujer europea de la cultura 2003 por su difusión de la lengua y cultura española en Alemania, donde ha sido profesora de universidad por 32 años y sobre todo es una de las mujeres más inteligentes, sensibles, tolerantes y divertidas que conozco, eso sumado a su conocimiento erudito de la obra de Cervantes me ha animado a traeros su visión madura de una de las obras más famosas del siglo XX.

    Sólo puede decir que estoy de acuerdo con la reflexión de Charo, “El Extranjero” fue una obra clave, representante absoluto del existencialismo, un movimiento y posición ante la vida vano y absurdo, en mi opinión, que no produce beneficios a la sociedad ni tampoco al individuo, pero que al igual que otras corrientes políticas o de pensamientos, reales, histórica,  y Camus lo refleja a la perfección, es maestro en escribir sobre el vacio, el nihilismo, el aura de negatividad, ¿cómo se puede escribir tan bien sobre un “huevo sin sal”?, ese, es el mérito de Camus.

     Yo leí este libro cuando estaba en la Universidad y me encantó, y siempre lo había tenido por un buen libro. Pero la interpretación que yo hacía en aquel entonces la considero hoy bastante simplista y maniquea: él era el bueno, que había matado sin querer, por culpa del sol y del agotamiento, y los jueces eran los malos, que lo juzgaban de manera injusta. La lectura que he hecho ahora es completamente diferente de aquélla: sigo considerándolo un libro bueno y bien escrito, pero el mensaje que me transmite es mucho más diferenciado. El tal Meursault es, como su nombre sugiere, "el que salta a la muerte" o, dicho de otra manera, un "suicida", porque - en mi opinión- no hace nada por salvar su vida, ni antes ni después de cometer el crímen. Con pena de muerte o sin ella, él mismo -en cierto modo- ya se había condenado a morir. Si comparamos la vida con una nave que va surcando los mares, nosotros somos los tripulantes de nuestro propio destino y tenemos la responsabilidad de conducirla con acierto para llevarla a buen puerto. Si surgen obstáculos en la travesía, lo lógico es que hagamos mayor esfuerzo para controlar el navío. Y si no somos capaces de conseguirlo, buscamos ayuda. Y si no la obtenemos y vamos a la deriva, qué menos que elevar los ojos al cielo, implorando socorro. Actuamos así, aunque sólo sea por mero instinto de supervivencia. Pero he aquí que nuestro protagonista ni siquiera tiene a bien el ponerse al volante de su nave. Meursault simplemente se sienta parsimonioso en su camarote y deja que la nave vaya a su aire. Cuando el mar está apacible, no hay problema, se fuma tranquilamente un pitillo, se bebe una botella de vino, charla con quien tenga a su lado, y si es una mujer, se acuesta además con ella. Pero cuando el mar se pica y la nave empieza a dar tumbos, él ni se inmuta y deja que la corriente lo lleve adonde quiera. Ve incluso que se va a estrellar, pero permanece impasible, como si no fuera con él la cosa: ni agarra el timón, ni grita pidiendo socorro, ni levanta tampoco la mirada al cielo. Da la impresión que busca su propia muerte. Para mí -a mis 62 años- esa actitud es incomprensible y la califico de soberbia: Meursault se erige en dueño y señor de su vida, se convierte en su propio Dios, convencido de que no tiene que dar cuenta a nadie de sus actos. Por eso, cuando el cura lo visita por última vez y le pregunta por qué rehusa sus visitas, él le responde que no cree en Dios y que además eso le parecía una cuestión sin importancia”. No es de extrañar, por tanto, que lleve una vida intrascendente, atendiendo sólo a sus necesidades corporales. Cuando siente próxima la muerte es cuando único aprecia en algo más la vida. A punto ya de estrellarse, se da cuenta de lo bello que es el mar, y el cielo, y las golondrinas que lo sobrevuelan...Pero de qué le sirve experimentar esas nuevas sensaciones, si no es capaz de ponerse al volante y maniobrar la nave: su abulia, su indolencia es tal que cuando el Presidente le pregunta si no tiene nada que agregar a su condena de muerte, él -después de reflexionar un momento-dice: "No". Y es entonces cuando se lo llevan a decapitar... A Meursault, pues, le da igual morir o vivir, algo que había confirmado con anterioridad al hacer la siguiente afirmación: "todo el mundo sabe que la vida no vale la pena de ser vivida. En el fondo, no ignoraba que morir a los treinta años o a los setenta importa poco”. ¡Qué triste, pienso yo! Para mí la vida sí merece la pena ser vivida y, en su lugar, hubiera tratado por todos los medios de defenderme para no morir. Él, en cambio, no hace nada por evitar su muerte.


La actitud de los jueces, por su parte, es igualmente atroz y se resume en esta frase: “He aquí la imagen de este proceso! ¡Todo es cierto y nada es cierto!” Que es lo mismo que decir que todo juicio humano es, lamentablemente, susceptible de manipulación. Lo curioso en este caso es que si Meursault hubiera sido su propio juez también se habría condenado. Recordad que, al contarnos el singular caso de aquel hombre a quien habían dado muerte su propia madre y hermana para robarle, porque él no se había identificado al alojarse en el hotel familiar tras volver rico a su tierra al cabo de 25 años, a Meursault, que había leído esta historia en un recorte de periódico que encuentra en la cárcel, "le parecía que el viajero había merecido en parte su muerte porque nunca se debe jugar". O sea que, según su propia lógica, él también merecía "en parte" morir por no haberse tomado la vida lo suficientemente en serio. De ahí que no contradiga un ápice el juicio que el juez hace de él por su crimen: “Sin duda no podía dejar de reconocer que tenía razón. No lamentaba mucho mi acto. Pero tanto encarnizamiento me asombraba. Hubiese querido tratar de explicarle cordialmente, casi con cariño, que nunca había podido sentir verdadero pesar por cosa alguna.” Y esto es lo grave en Meursault, que adolece de algo tan esencial en el ser humano como son los sentimientos y la afectividad. A él, todo le da igual. El juez considera que "no tenía alma en absoluto y no le era accesible ni lo humano, ni uno solo de los principios morales que custodian el corazón de los hombres."

Para el abogado defensor, en cambio, Meursault sí tiene alma: “También yo», dijo, «me he acercado a esta alma, pero, al contrario del eminente representante del Ministerio Público, he encontrado algo, y puedo decir que he leído en ella como en un libro abierto». "Había leído que yo era un hombre honrado, trabajador asiduo, incansable, fiel a la casa que me empleaba, querido por todos y compasivo con las desgracias ajenas. Para él yo era un hijo modelo que había sostenido a su madre tanto tiempo como había podido. Finalmente había esperado que una casa de retiro daría a la anciana las comodidades que mis medios no me permitían procurarle." Seguramente el abogado también tenía razón al hacer este juicio porque, como decía Calderón, nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. A mí por eso me queda siempre el consuelo de pensar que Dios, como Juez Supremo, perdonará a Meursault porque no sabía lo que hacía. ¡Y menudo purgatorio había pasado ya en vida! Era tal su ceguera, y tal su obcecación al no querer dar su brazo a torcer, que él mismo se causa su propia desgracia. Se le dan muchas posibilidades de defenderse en el juicio, y antes también, de ser feliz. Tenía como quien dice la felicidad al alcance de su mano, con esa mujer, María, y ese destino en París, pero él no mueve un dedo por conseguirla. Prefiere la aceptación de un destino fatal como si la vida para él fuera ya una fatalidad, un sinsentido. Finalmente eso es el nihilismo, tan propio de la filosofía existencialista y que yo considero nefasto. En esa clave es como valoro yo ahora El extranjero de Camús.@

2 comentarios:

  1. A mí me dejó k.o. y lo entendí en toda su profundidad, por eso me dejó descolocado. Fue mi primer encuentro con el existencialismo que tanto me nutrió más tarde. Me abrió el alma al vacío, al absurdo, al sinsentido de todo........

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  2. http://www.ivoox.com/programa-grabado-emision-diferido-paco-lucia-audios-mp3_rf_2953412_1.html. Ana este es el segundo programa dedicado a Paco de Lucía. Lo puedes oír tú, pero no lo compartas hasta el jueves, ya que se emitirá el miércoles por la tarde, vale?

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